La decadencia y anulación del tejido social en Chile, puede tener muchas explicaciones, pero en resumen, tenemos una población alienada, excluida, lo que ha producido carencias importantísimas en el reconocimiento de nuestra propia identidad y sentido de pertenencia, en la memoria, en la autoestima, en los derechos básicos a salud, educación, vivienda, recreación, trabajo, cultura y en la organización social para el trabajo, cuestión esta última que afecta gravemente nuestra estructura social y por lo tanto genera la formación de mal llamadas organizaciones o colectivos que están carentes de posibilidades productivas, centradas en el individualismo y en la resolución inmediatista o subsidiaria de sus necesidades y por tanto, con escasas posibilidades de sobreponerse a la pobreza, no solamente económica, sino social, ideológica, cultural y política, la pobreza como manifestación específica de la lucha de clases.
Como Casa Bolívar, planteamos la formación de un Colectivo no institucional, un Centro Comunitario mantenido por autogestión, conformado por un equipo de dirigentes sociales, asistentes sociales, abogados, médicos, psicólogos, cultores y cultoras… que trabajan en torno al consenso de saberes que generen distintas capacidades para tomar decisiones cuya ejecución serán responsabilidad del colectivo. En este consenso de saberes, en ocasiones los participantes del equipo con más pericia sobre un tema, tomarán la dirección de ciertas actividades, cuando así sea requerido y, posteriormente resuelta esta contingencia, volver compartir el rango sus pares.
Un Centro Comunitario que amplíe el espacio social y se proyecte entre las diversas organizaciones o colectivos adyacentes en el sector, de manera de generar un flujo de intercambios que resuelvan las necesidades de las organizaciones y de los grupos sociales donde ellas tengan incidencia. Retomar la ideología de la solidaridad desde lo colectivo, desde la reciprocidad y que esto nos acerque a reconocernos nuevamente, a recuperar la identidad y a politizar las luchas sociales. Así, con una actitud consciente, pensada con conciencia de clase, cuestionar el modelo actual y su incidencia en las distintas áreas que atraviesan a los grupos sociales para recomenzar las luchas que generen el cambio e incentivar la construcción desde la desestabilización del sistema opresor impuesto.
Es indiscutible que es una tarea difícil, sobre todo tomando en cuenta el encuadre capitalista que está instalado en nuestro pueblo, la estructura mental individualista inculcada desde hace demasiados años, por lo tanto es realmente imprescindible desarrollar esta actitud conciente que con cada acción legitime los cambios que se pretenden generar y trabajar en el logro de organizar las relaciones sociales que puedan, realmente mantener y propiciar más cambios.
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